Retomando planteamientos de la administración estratégica, las empresas, organizaciones e instituciones echan mano de la misión para dar sentido y fundamento a sus prioridades, estrategias, planes y tareas. Al respecto, se dice que la declaración de la misión es duradera, por lo cual es esencial para establecer objetivos y formular estrategias (David, 2013).
Considerando lo anterior, es importante tener en cuenta que tanto a nivel personal como empresarial u organizacional, determinar una estrategia implica contar con una planeación a largo plazo, lo cual lleva la toma de decisiones respecto a cuál es la mejor forma de lograr lo que se ha establecido en el plan de vida y carrera.
Las estrategias son las acciones que se implementan cuando se pretende alcanzar un objetivo, en ese sentido responden al cómo lograr un objetivo, y su utilidad depende de las características contextuales o situacionales que estén ocurriendo, así como de los objetivos planteados.
Cabe aclarar que este concepto aplica tanto para las empresas y organizaciones como para los individuos. Münch y García (2009) definen las estrategias como “cursos de acción general o alternativas que muestran la dirección y el empleo general de los recursos y esfuerzos, para lograr los objetivos en las condiciones más ventajosas”.
Refiriéndose al ámbito de la planeación de vida y carrera, Acosta (2011) señala que para realizar una estrategia o una planeación estratégica se requiere que el individuo sea creativo para construir el futuro, y sugiere que se consideren dos aspectos:
Finalmente, se debe tener en cuenta que, en caso de fracasar en el cumplimiento de los objetivos, las estrategias deberán ser evaluadas y corregidas como parte del proceso de toma de decisiones.
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