La continuidad de las políticas públicas se encuentra como una variable inmersa dentro de la etapa de la evaluación de las mismas (fase cinco del ciclo de las políticas públicas).
El ciclo de las políticas públicas Roth (2014)
Como se ha planteado en el problema eje, las políticas públicas suelen perder continuidad cuando entra una nueva administración al gobierno, pero ¿qué es lo que provoca que los nuevos agentes responsables no culminen una política? Normalmente al entrar un nuevo gobernante, también entran servidores políticos nuevos, que en ocasiones son funcionarios con otra perspectiva, distintas formas de trabajo o en algunos casos, sin experiencia, limitando con ello, la continuidad de los programas.
En el momento en que existen salidas y entradas de funcionarios públicos se rompe la secuencia de la política. Mientras no se tenga una administración pública sólida y capacitada, que consiga diseñar programas y políticas con extensiones razonables no se lograra que las políticas resistan al cambio de los decisores. Por lo que es esencial contar con objetivos claros y estrategias bien definidas que permitan a los nuevos agentes, dar el adecuado seguimiento a los programas ya establecidos a fin de lograr las metas planteadas.
La política pública requiere continuidad para dar frutos, se le debe asignar los recursos económicos que permitan su desarrollo a largo plazo. Es común ver programas fallidos en el sector público, a consecuencia de que estos programas se evalúan a corto plazo, provocando que la política se aplique el tiempo suficiente para identificar resultados positivos y que no se le dé la continuidad adecuada. El fin de la política pública es dar soluciones a los problemas que presenta un determinado grupo, para ello se requiere de tiempo, por lo que la política tiene que ser evaluada a largo plazo, no puede ser menor a un año.
La evaluación de las políticas públicas.
Las dependencias de gobierno deben optar por diseñar reglas que faciliten y estimulen el cumplimiento de los objetivos planteados, considerando los tiempos y costos de su cumplimiento.
En resumen, cuando hay propósitos claros, pertinentes y concretos, cuando las etapas de la implementación suponen la menor complejidad y cuando se cuenta con recursos suficientes, se puede prever que los programas limitarán al mínimo posible la discrecionalidad y las desviaciones (Aguilar, 2014).
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