LCFP

3.1.2. La nueva gestión pública

Para iniciar, es necesario identificar las diferencias entre la gestión pública tradicional y la nueva gestión pública:

Nueva gestión pública vs gestión pública tradicional, adaptado de Montesinos (1998).

¿Qué pretende lograr la nueva gestión pública? La nueva gestión pública (NGP) busca una administración eficiente que sea capaz de satisfacer las necesidades de los individuos al menor costo posible, logrando con ello una plena rendición de cuentas.

La NGP es un conjunto de conceptos, propuestas, supuestos, tecnologías y herramientas orientado al mejoramiento del desempeño de las acciones de la administración pública, bajo la premisa de aumentar su eficiencia y eficacia (Aguilar y Jaime, 2014). Es algo más que un modo de hacer las cosas, es fundamentalmente un sistema de capacidades, comunicación, realización, cooperación y ejecución, que tiene por objeto traducir en resultados lo que se concibe como idea o proyecto. Pretende ser una alternativa de actuación para hacer frente a los intereses, demandas y problemas presentes en las organizaciones gubernamentales.

La NGP ha prestado atención a la administración pública, ha cuestionado su estructura burocrática, de organización y operación, y se ha presentado como una práctica profesional que posee los métodos de reorganización y de trabajo apropiados para incrementar la eficiencia y mejorar la calidad de la gestión gubernamental (Aguilar, 2007).

Debido a la relevancia de la NGP, se han diseñado diversas propuestas para su aplicación, enseguida revisa las dos que se presentan:

La OCDE ha instrumentado ocho estrategias para aplicar en la NGP (Díaz, 2013):

  1. Devolver autoridad y otorgar flexibilidad (dar al administrador libertad en las decisiones, facultad de decisión y flexibilidad en el manejo de recursos públicos).
  2. Asegurar el desempeño, control y la rendición de cuentas.
  3. Desarrollar la competencia y la elección.
  4. Proveer servicios ‘responsivos’ a los ciudadanos (orientación estratégica, participación al ciudadano, transparencia y acceso a la información).
  5. Mejorar la gerencia de recursos humanos.
  6. Optimizar la tecnología de la información.
  7. Mejorar la calidad de la regulación.
  8. Fortalecer las funciones de dirección del gobierno central.

Por su parte, el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD) propone un modelo para la gestión pública, que tiene las siguientes características (Guerrero, 2008):

Características del modelo de gestión pública del CLAD

La profesionalización de la alta burocracia.

Debe constituirse un núcleo estatal estratégico, fundamental para la formulación, supervisión y regulación de las políticas, formado por una élite burocrática técnicamente preparada y motivada.

La transparencia en la administración pública.

Sus administradores deben ser responsabilizados democráticamente ante la sociedad.

Descentralizar la ejecución de los servicios públicos.

Las funciones que pueden ser realizadas por los gobiernos subnacionales, y que antes estaban centralizadas, deben ser descentralizadas. Esta medida procura obtener ganancias en eficiencia y efectividad, y aumentar la fiscalización y el control social de los ciudadanos sobre las políticas públicas.

La administración debe basarse en la desconcentración organizacional.

Los organismos centrales deben delegar la ejecución de las funciones hacia las agencias descentralizadas.

La administración pública gerencial se orienta, al control de los resultados.

Se requiere la presencia de otros tres mecanismos, esenciales en este proceso:

  • El primero, es el establecimiento de un modelo contractual entre el organismo central y las agencias descentralizadas. El denominado contrato de gestión, que tiene como base metas cuantitativas definidas a priori y posteriormente evaluadas. El contrato de gestión también debe definir qué hacer después de la evaluación, en términos de sanciones, premios u otras formas de corregir los errores.
  • La buena definición de los objetivos organizacionales depende también de la modificación de la rígida jerarquía que caracterizaba al modelo burocrático weberiano. Esto debe ser así porque es preciso hacer a los funcionarios públicos responsables de las metas, conscientes de la misión de su organización, y la mejor forma de lograrlo es delegando poder (empowerment).
  • Por último, la administración pública basada en los resultados tendrá que realizar fuertes inversiones en la construcción de instituciones y en el entrenamiento de personal calificado, para posibilitar la evaluación del desempeño, tanto organizacional como individual.

La mayor autonomía gerencial de las agencias y de sus gestores debe ser complementada con nuevas formas de control.

Control de resultados, realizado a partir de indicadores de desempeño estipulados de forma precisa en los contratos de gestión. Control contable de costos, que abarcará no sólo el control de los gastos realizados, sino también el descubrimiento de formas más económicas y eficientes de hacer cumplir las políticas públicas. Control por competencia administrada, o por cuasimercados, en los cuales las diversas agencias buscan ofrecer el mejor servicio a los usuarios. Control social, por medio del cual los ciudadanos evaluarán los servicios públicos o participarán en la gestión de los mismos.

Modelo gerencial de administración pública.

Es preciso distinguir dos formas de unidades administrativas autónomas.

  • La primera es aquella que comprende a las agencias que realizan actividades exclusivas de Estado, y en consecuencia son, por definición, monopólicas.
  • El segundo tipo de agencias descentralizadas, actúa en los servicios sociales y científicos, el Estado debe continuar actuando en la formulación general, en la regulación y en el financiamiento de las políticas sociales y de servicio en un sector público no estatal en varias situaciones.

La reforma gerencial del Estado es la orientación del suministro de servicios hacia el ciudadano-usuario.

Con este cambio, los ciudadanos deben participar tanto en la evaluación como en la gestión de las políticas públicas, especialmente en el área social. La consolidación de la democracia ofrece una doble posibilidad: construir una democracia representativa eficaz, apartándose definitivamente de la herencia autoritaria, e instituir nuevas formas de participación, principalmente en lo que se refiere al control público, al nivel local del suministro de los servicios públicos.

El papel de la burocracia en relación con la democratización del poder público.

De acuerdo con los principios de la reforma gerencial, es preciso aumentar el grado de responsabilidad del servidor público en tres aspectos:

  • Ante la sociedad, tornando la administración pública más transparente, orientada hacia la rendición de cuentas. En este sentido, es preciso entrenar a los funcionarios públicos para que comiencen a tratar a los ciudadanos como consumidores cuyos derechos deben ser respetados. Además de esto, la burocracia tendrá que percibir al usuario del servicio como un posible aliado en la búsqueda por resolver los problemas.
  • Ante los políticos electos en términos de la democracia representativa, sean del gobierno o de la oposición.
  • Ante los representantes formales e informales de la sociedad, que estén actuando en el ámbito de la esfera pública no-estatal.

Adaptado de Guerrero (2008).

Este modelo de gestión pública le atribuye mucha importancia a la participación ciudadana, manifestando su función en la evaluación de las metas alcanzadas por la gestión pública, adquiriendo la obligación de rendir cuentas a la sociedad, transformando así los mecanismos de control tradicional sustentados fundamentalmente en la observancia de la norma y en la disciplina procedimental (Guerrero, 2008).

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