La gestión pública está encaminada al logro de resultados, que se alcanzan mediante un proceso de gestión llevado a cabo en las instituciones gubernamentales. Este proceso inicia con una planeación estratégica y culmina con la evaluación de los objetivos, con la finalidad de cumplir adecuadamente con la prestación de servicios públicos a la población.

Los servicios públicos en los tres niveles de gobierno, están obligados a satisfacer las necesidades que demanda la sociedad, incorporando la participación ciudadana, por tanto, deben tomar en cuenta las propuestas de los individuos.

La intensidad de la participación ciudadana, el desarrollo de las economías de mercado, la comunicación entre la autoridad y los ciudadanos, las exigencias de mayor eficiencia en el desempeño institucional y el imperativo de fortalecer la gobernabilidad democrática, ubican a la gestión pública en el mundo de los procesos y los resultados que conllevan a mejorar la relación entre la sociedad y el Estado (Uvalle, 2002).

Si bien las políticas públicas son consideradas como acciones de gobierno para solucionar un problema público, la gestión es la encargada de diseñarlas e implementarlas para dar cumplimiento a los objetivos establecidos. Es decir, por medio de la gestión se generan los recursos para ejecutar y evaluar las acciones de la Administración Pública Federal.

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