Como ya se mencionó en el tema anterior, los sistemas de producción agrícola son un componente fundamental del sistema alimentario. Los sistemas agrícolas incluyen todos los procesos naturales o gestionados para la producción de alimentos, fibras o combustibles; además, constituyen la principal fuente de ingresos de la población que vive en regiones rurales.

Un sistema de producción agrícola se puede definir como un conjunto de unidades de producción rural que presentan una misma base de recursos y con patrones empresariales y de subsistencia similares. Diversos factores biofísicos y socioeconómicos definen las características de los sistemas; los factores biofísicos son condicionantes del potencial productivo, mientras que los factores socioeconómicos son determinantes del desarrollo y la evolución de los sistemas agrícolas.

La función convencional de los sistemas agrícolas de producir alimentos y generar ingresos debe contribuir en mayor medida a la erradicación del hambre, como parte de un sistema alimentario sostenible, que inicia con el uso racional de recursos e insumos para la producción y pasa por la aplicación de buenas prácticas de producción, elaboración, almacenamiento, transporte y venta al menudeo, hasta llegar al consumidor final.

Para cumplir esta función los sistemas de producción agrícola dependen de múltiples factores ambientales, económicos, sociales y tecnológicos, los cuales puedes consultar en el siguiente material.

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Da clic en el subtema 3.2. El sistema de producción pecuaria para revisar el contenido.

La utilización adecuada de los alimentos comprende una dieta balanceada en energía, proteínas, vitaminas y minerales. Las principales fuentes de proteína son de origen animal y en ello radica la importancia de los sistemas de producción pecuaria. Como recordarás, con el crecimiento poblacional y los cambios en las dietas es de esperarse que se incremente la necesidad de carne, leche y huevos.

Según las previsiones de la FAO, en 2015 la producción mundial de carne aumentaría 1.3%, impulsada principalmente por la carne de cerdo y aves de corral. Asimismo, la producción de leche se incrementaría en la mayoría de los países exportadores de la Unión Europea. Pero el incremento de los sistemas de producción pecuarios puede ser preocupante, ya que tiene efectos en el cambio de uso del suelo al expandirse los pastizales y las áreas para la producción de forrajes, lo que implica la tala de bosques y selvas. Además, la ganadería tiene impactos en la emisión de gases de efecto invernadero, pues actualmente produce el 14.5 del total de gases emitidos al ambiente.

Un estudio sobre las perspectivas de la agricultura y el desarrollo rural en las Américas, publicado en 2014 por la CEPAL, FAO e IICA, señala que la producción de carne y leche ha crecido rápidamente durante los últimos 10 años, duplicando la producción avícola, mientras que la producción de carne de bovino y cerdo crecieron más de un tercio, lo mismo que la leche. El consumo de carne también ha aumentado, pero los consumidores han cambiado su preferencia hacia la carne de ave.

Por su parte, los productores están optando por sistemas combinados de producción agrícola y pecuaria más intensivos, con inversiones en infraestructura y para la conversión de pastizales en tierras para el cultivo de forrajes. Con la adopción de nuevas tecnologías de manejo y la inclusión de razas mejoradas, los productores han incrementado sus ganancias por unidad animal; no obstante, el crecimiento de la industria ganadera ha venido acompañado de un incremento en el número de brotes de enfermedades, como la influenza aviar, la fiebre aftosa y la encefalopatía espongiforme bovina.

En conclusión, el estudio indica que la ganadería en América Latina y el Caribe ha reportado grandes beneficios para la región, que pueden extenderse hasta los pequeños productores, pero también pueden traer consecuencias perjudiciales que deben ser evaluadas frente a los beneficios.

Para ampliar la información sobre los sistemas de producción pecuaria en la región puedes consultar la página electrónica siguiente de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Para hacerlo da clic en el siguiente ícono:

El sector ganadero es vital para la seguridad alimentaria y la salud. Para ser sostenible tiene que abordar simultáneamente los problemas ambientales, sociales y económicos clave, como el cambio climático, la escasez de recursos naturales, la pobreza generalizada y las amenazas globales a la salud animal y humana. Una agenda global para la ganadería sostenible se está construyendo entre organizaciones públicas y privadas de diversas regiones del mundo. Desde la perspectiva del sector pecuario la agenda aborda cuestiones tales como la seguridad alimentaria y la salud, la equidad y crecimiento, recursos y clima. Para identificar estas tendencias de la ganadería consulta el documento de discusión:

Towards Sustainable Livestock (2014).

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Da clic en 3.3. La agricultura familiar para revisar el contenido.

La agricultura familiar es una categoría de los sistemas de producción que comprende el conjunto de unidades de producción agrícola de pequeña escala y que poseen las siguientes características:

1. Acceso limitado a tierra y capital
2. Uso de mano de obra familiar
3. El jefe de familia es quien participa de manera directa en el proceso productivo

En este tipo de agricultura predomina la producción para el autoconsumo y el autoabasto local, incrementando así la disponibilidad de alimentos entre la población vulnerable. Con motivo del Año Internacional de la Agricultura Familiar en 2014, la FAO propuso una definición que integra principios comunes de definiciones previas, que quedaron así:

La agricultura familiar es una forma de organizar la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, acuicultura y el pastoreo, que es administrada y operada por una familia y que depende de la mano de obra familiar, tanto de mujeres como hombres. La familia y la granja están vinculados, co-evolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales (FAO, 2014).

La importancia de la agricultura familiar radica principalmente en su potencial para proveer alimentos saludables y nutritivos para toda la población, coadyuvando al logro de la seguridad alimentaria y la erradicación de la malnutrición, en particular para las familias más vulnerables. Esto es así porque:

1. Está ligada de manera indisociable a la seguridad alimentaria, ya que prioritariamente se producen alimentos para el autoconsumo.
2. Rescata los alimentos tradicionales, contribuyendo a una dieta equilibrada, la protección de la biodiversidad agrícola y el uso sostenible de los recursos naturales.
3. Representa una oportunidad para dinamizar las economías locales, especialmente cuando se combina con políticas de protección social destinadas al bienestar de las comunidades.

Consulta el siguiente documento y pon énfasis en la página 17 a 77, donde encontrarás información importante acerca del concepto y la relevancia de la agricultura para analizar la contribución de la agricultura familiar a la seguridad alimentaria.

Salcedo, S. y Guzmán, L. (2014). Agricultura familiar en América Latina y el Caribe: Recomendaciones de política.

Da clic en 3.3.1. Contribución de la agricultura familiar a la seguridad alimentaria para revisar el contenido.

De acuerdo con CEPAL, FAO, IICA (2014) en América Latina y el Caribe se estima que al menos el 75% de las unidades de producción rural son de agricultura familiar y hacen una contribución a la producción total de alimentos de entre el 20 y el 40%. Pero a pesar de las numerosas unidades de producción familiar, la superficie que ocupan no rebasa el 67% del total disponible, y el valor de la producción no es mayor del 50% del total en la mayoría de los países. Otro indicador importante es que genera entre el 57 y 77% del empleo agrícola de la región.

La agricultura familiar produce una amplia diversidad de frutas y verduras, así como pequeñas especies animales que juegan un papel crucial en el abasto de alimentos. En Centroamérica, los agricultores familiares producen más del 70% de los alimentos en promedio, como se puede observar en el siguiente Cuadro:

CUADRO 3.1. Producción de alimentos en Centroamérica

Fuente: IICA (CAESPA), a partir de datos del FAOSTAT y COMTRADE (2013)

La mayoría de los agricultores familiares utilizan sistemas de producción tradicionales que incluyen una amplia variedad de cultivos alimentarios en sistemas de rotación y cultivos intercalados. La mayor parte de la producción se destina al autoconsumo y al mercado local, bajo diversas modalidades de pago.

La agricultura familiar es una de las actividades económicas con mayor potencial para mejorar los índices de seguridad y soberanía alimentaria, la generación de empleos y la reducción de la pobreza. Pero se requiere de políticas y programas públicos para fortalecerla. Un análisis más amplio del potencial de la agricultura familiar, junto con recomendaciones de política, puedes encontrarlo entre las páginas 175 y 221 del siguiente documento:

CEPAL, FAO e IICA (2017). Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y El Caribe 2017-2018.

Actualmente la FAO, en conjunto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), han implementado el Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar, que tiene por objetivo contribuir a los siguientes aspectos:

Puedes consultar el siguiente sitio para obtener información sobre el Decenio de las Naciones Unidas:

FAO-FIDA. (2020). Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar 2019-2028.

Da clic en 3.4. Participación de las mujeres en el modelo productivo para revisar el contenido.

De manera ancestral, en las zonas rurales y urbanas, la mujer desarrolla un papel de suma importancia como responsable de la administración de los recursos destinados a la alimentación familiar, así como en la utilización adecuada de los alimentos que de forma habitual consume la familia, lo cual pone de manifiesto su gran contribución en un primer plano a la seguridad alimentaria, favoreciendo la eficiencia y eficacia de los recursos con que cuenta la familia para una nutrición balanceada, rol que, además, incluye el cuidado y atención de los hijos en su educación.

En las zonas rurales, a estas tareas se suman otras de carácter productivo en el traspatio, la parcela y las actividades no agrícolas. Sin embargo, la mujer, cuya la labor es considerada como una actividad propia del hogar, se enfrenta a una serie de inequidades que impiden potenciar su contribución en la familia, dentro de las que destacan la injusta remuneración por su trabajo, el bajo nivel educativo, el limitado acceso a la tierra y a los activos productivos propios de la unidad familiar, su escasa participación de los programas institucionales y, en consecuencia, la creciente migración de las mujeres jóvenes en búsqueda de mejores opciones de empleo e ingresos.

Da clic en 3.4.1. El rol de las mujeres en la producción para revisar el contenido.

El rol de la mujer en las actividades productivas en el medio rural abarca varios ámbitos, que incluyen el empleo agrícola y no agrícola. Consulta las características del rol de la mujer en el siguiente material:

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Da clic en 3.4.2. Contribución de las mujeres en la agricultura familiar para revisar el contenido.

Para poder establecer la contribución de la mujer en la seguridad alimentaria a escala mundial, basta revisar los datos relacionados con su participación laboral en el sector agrícola, de lo que se desprende que las mujeres representan el 43% de la fuerza laboral agrícola de los países en desarrollo, dato que en América Latina se traduce en 20%, mientras que para Asia Oriental y África Subsahariana es del 50%, según el informe de la FAO 2011: Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación, las mujeres en la agricultura.

Esto, sin duda, pone en igualdad de circunstancias el aporte femenino y masculino a la seguridad alimentaria, considerando que la mujer no sólo colabora en las actividades agrícolas, sino también en las domésticas, donde realiza una serie de actividades para el bienestar familiar. En la siguiente imagen tomada del informe mencionado, se pueden observar las tendencias de la proporción de mujeres en la fuerza laboral agrícola para cada región del mundo, desde 1980 hasta 2010.

FIGURA 3.1. Proporción de mujeres en la fuerza laboral agrícola

Fuente: FAO (2011)

También resulta relevante señalar, de acuerdo con Ballara, Damianóvic y Valenzuela (2012), que en América Latina y el Caribe el 78.5% de las mujeres rurales están incorporadas de manera activa al trabajo agrícola a partir de los 15 años de edad y hasta los 59 años, mientras que en el mundo la mujer rural se dedica a la agricultura de subsistencia produciendo cultivos básicos que permiten cubrir hasta el 90% de la demanda alimentaria de los sectores más desfavorecidos de la población.

Para obtener mayor información sobre el aporte de la mujer rural a la agricultura y la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, revisa el siguiente documento:

Ballara, M., Damianović, N. y Valenzuela, R. (2012). Mujer, agricultura y seguridad alimentaria: una mirada para el fortalecimiento de las políticas públicas en América Latina.

Sin embargo, a pesar de los datos citados es importante considerar que, en el crecimiento de la agricultura por contrato, las mujeres están ausentes del beneficio debido a su falta de control de los factores de la producción, lo cual no las excluye de su aportación laboral en su carácter de agricultura familiar en los contratos controlados por los varones. De igual manera, en los sistemas pastoriles y agropecuarios mixtos dos tercios de los criadores pobres de ganado son mujeres, y se estima que ellas podrían ocupar hasta 30% de los puestos laborales en el sector de la pesca.

Estimaciones de la FAO mencionadas en el documento La igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, del FIDA (2012), indican que, si las mujeres pudieran acceder en igualdad de condiciones a los insumos agrícolas, la producción de las unidades agrícolas a cargo de mujeres aumentaría entre 20 y 30% y la producción agrícola total de 2.5 a 4% en los países en desarrollo. Para lograr lo anterior, se requiere de políticas públicas que den a las mujeres y hombres rurales pobres la oportunidad de mejorar su seguridad alimentaria y su nutrición, así como aumentar sus ingresos y su capacidad de resiliencia.

En este sentido, un ejemplo de diseño de política lo encontrarás en el siguiente documento:

FIDA (2012). La igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

Da clic en 3.5. El papel de los grupos indígenas para revisar el contenido.

Los pueblos indígenas son poseedores de una cultura milenaria que han logrado acumular de generación en generación trasmitiendo conocimientos que les han permitido comprender de manera amplia los recursos naturales de los que disponen. Por lo anterior, han podido llevar a cabo la domesticación de una gran diversidad de cultivos y animales. Aunque han basado su seguridad alimentaria en la caza, pesca y recolección, han logrado encontrar múltiples formas de aprovechamiento desarrollando estrategias de sobrevivencia y aportando al mundo un legado que hoy más que nunca se debe revalorar ante los retos que se vislumbran frente al cambio climático y el deterioro de los recursos naturales.

Por ello, a continuación, realizaremos una reflexión en torno a los aportes de los pueblos indígenas a la seguridad alimentaria, considerando la variedad en el uso de los alimentos. En la revisión de estos aportes, se mostrará la riqueza ancestral de estos pueblos originarios, que han demostrado una amplia capacidad de resiliencia y toda una experiencia en el aprovechamiento sostenido de los recursos disponibles.

Da clic en 3.5.1. Identificación del aporte de los grupos étnicos a la seguridad alimentaria para revisar el contenido.

De acuerdo con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y tal como lo establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los “pueblos tribales son aquellos cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distinguen de otros sectores de la colectividad nacional, y que están regidos total o parcialmente por sus propias costumbres y tradiciones o por una legislación especial”. En el mismo documento se define a los pueblos indígenas como “aquellos [que] por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica al que pertenece el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, todas o parte de ellas”.

Es importante considerar que las estimaciones del FIDA (2012), que puedes consultar a continuación, indican que los pueblos indígenas presentes en la totalidad de hábitats y ecosistemas existentes en el planeta se distribuyen en 20% de la superficie terrestre, representando aproximadamente 5% de la población mundial, donde habita el 95% de las casi 5 000 culturas que sobreviven en el mundo.

FIDA (2012). Los pueblos indígenas: valorar, respetar y apoyar la diversidad.

Por ello, es valioso señalar que en las reducidas demarcaciones territoriales habitadas por los pueblos indígenas se conserva el 70% de la flora, fauna y otros recursos naturales, aunque el FIDA afirma que el 80% de la biodiversidad del planeta se ubica en territorios indígenas, lo cual se explica por el amplio conocimiento que tienen para el manejo de sus recursos naturales, lo cual muestra que desempeñan un papel determinante para la sostenibilidad de los ecosistemas. En América Latina y el Caribe, la población indígena equivale a 7% de la población total, ubicada principalmente en México, Guatemala, Perú, Bolivia y Ecuador, aunque en Guatemala y Bolivia hay mayoría demográfica (66% y 71%, respectivamente).

Para destacar la enorme contribución de las culturas indígenas a la seguridad alimentaria, podemos decir, por ejemplo, que no existe comparación con la aportación de los pueblos mesoamericanos como centro de origen de muchos de los recursos alimenticios que se consumen hoy en el mundo, dentro de los que se puede citar el maíz, frijol, tomate, chile, amaranto, cacao, diferentes cactáceas, alimentos a base de insectos, hongos comestibles y un sin número de plantas medicinales.

Estos datos, de inicio, contienen una gran contradicción si tomamos en cuenta que los pueblos indígenas constituyen aproximadamente el 7% de la población total del continente, pero también constituyen el 14% de los pobres y la tercera parte de los indigentes de las zonas rurales; y que, a pesar de sus grandes aportaciones alimenticias, hoy enfrentan problemas de malnutrición, analfabetismo y se encuentran marginados en la disponibilidad de los principales servicios para un bienestar digno. En las páginas 8-14 encontrarás mayor información acerca de la situación actual que viven los grupos indígenas.

Banco Mundial (s.f.). Los pueblos indígenas en América Latina. Balance político, económico y social al término del Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas en el Mundo.

En este contexto, es fundamental proteger a las culturas indígenas, pues a pesar de las adversidades que afrontan todavía pueden aportar nuevas soluciones a la lucha contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición, la pobreza y la degradación ambiental. De esta manera, cualquier iniciativa que tenga como objetivo la seguridad alimentaria, el uso sostenible de los recursos y la mitigación de la pobreza debe tener en cuenta a los pueblos indígenas.

Da clic en 3.5.2. Usos y costumbres en el consumo y utilización de los alimentos para revisar el contenido.

Los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe no sólo aportaron al mundo un importante número de especies alimenticias, sino que contribuyeron de manera muy valiosa en el enriquecimiento de la gastronomía con la preparación y uso de los alimentos, cuyo valor nutricional ha sido reconocido a nivel mundial.

Observa el siguiente material para saber los usos y costumbres de algunos alimentos.

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Conclusión

En esta unidad te habrás dado cuenta de las valiosas contribuciones que hacen las mujeres rurales y los grupos étnicos a la disponibilidad, la utilización adecuada y la estabilidad de la seguridad alimentaria. También habrás tomado conciencia de las limitaciones que muchas mujeres e indígenas padecen para tener un adecuado acceso a los alimentos, lo que les deja en una posición de vulnerabilidad por la falta de equidad y oportunidades para superar condiciones de pobreza y marginación. La aplicación de principios tales como equidad, inclusión, identidad, corresponsabilidad y subsidiariedad, son indispensables en cualquier intervención para alcanzar la seguridad alimentaria de todos los grupos sociales. En este mismo sentido, reconociste la importancia que tiene la agricultura familiar para contribuir a la disponibilidad de alimentos, sobre todo si se logra impulsar su desarrollo de manera sostenible. Los principios de sostenibilidad aplicados al desarrollo de los sistemas agrícolas y pecuarios son una condición necesaria para lograr la estabilidad de la producción de alimentos, reduciendo los riesgos y amenazas de los entornos ambientales, económicos, políticos y sociales.

Por otra parte, en la unidad dos comprendiste la magnitud de dichas amenazas, vinculadas con los retos que implica la sobrepoblación y el sobreconsumo de los alimentos, pero también conociste las alternativas tecnológicas que la humanidad tiene a su alcance para incrementar la disponibilidad de alimentos, a través del incremento de la productividad de los cultivos y el desarrollo de productos nutracéuticos. En este mismo sentido se plantearon las alternativas y prospectivas de la seguridad alimentaria, en escala regional y local, y descubriste la situación de tu país de acuerdo con indicadores de seguimiento internacional.

Finalmente, a través del estudio de la unidad uno, te formaste un concepto claro de la seguridad alimentaria, sus dimensiones e implicaciones. Estarás de acuerdo en que el tema de la seguridad alimentaria tiene que ver con todos los ámbitos del quehacer humano y, por lo mismo, el abordaje de su problemática tiene muchas aristas, donde caben todos los enfoques disciplinarios para su análisis. La complejidad de la problemática de la seguridad alimentaria tiene que resolverse en múltiples contextos ambientales, socioculturales, técnico-productivos y económico-financieros, así como en todas las escalas, desde los más elementales requerimientos nutricionales de una persona de cualquier edad hasta la satisfacción de las necesidades de alimentos de cada familia, de todas las localidades rurales o urbanas en todas las naciones del mundo.

Es evidente que, para afrontar los retos de la seguridad alimentaria, se debe contar con una amplia participación y sumar esfuerzos en diversos frentes, aportando soluciones a la parte del problema que consideramos podemos contribuir a resolver. En este sentido, luego de obtener un panorama de la seguridad alimentaria y conocer de manera general su problemática, tienes elementos para definir tu proyecto personal y decidir cómo puedes contribuir a la búsqueda de alternativas para alcanzar las metas de la seguridad alimentaria. Que tengas mucho éxito.

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Da clic en Fuentes de consulta para revisar las fuentes.

Básica

• Ballara, M., Damianović, N. y Valenzuela, R. (2012). Mujer, agricultura y seguridad alimentaria: una mirada para el fortalecimiento de las políticas públicas en América Latina.
  http://www.marcelaballara.cl/genydes/2012%20Mujer,%20agricultura%20y%20seguridad%20alimentaria%20Ballara%20Damianovic%20Valenzuel.pdf
• Banco Mundial (s.f.) Los pueblos indígenas en América Latina. Balance político, económico y social al término del Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas en el Mundo.
• Comisión Económica para América Latina y el caribe [CEPAL], Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] e Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura [IICA]. Perspectivas de la Agricultura y del Desarrollo Rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2021-2022.
  https://www.cepal.org/es/publicaciones/47208-perspectivas-la-agricultura-desarrollo-rural-americas-mirada-america-latina
• Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO]. Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación, las mujeres en la agricultura.
• Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (2012). La igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Roma.
  https://www.ifad.org/documents/38714170/40237450/Gender_SUN_s_web.pdf/f5b9f3d9-bb54-470d-b816-261604213272
• _____ (2012). Los pueblos indígenas: valorar, respetar y apoyar la diversidad.
  https://www.ifad.org/es/web/knowledge/publication/asset/39567736
• Global agenda sustainable livestock. (2014). Towards Sustainable Livestock.
  https://edepot.wur.nl/334380
• Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] (2011). Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación, las mujeres en la agricultura.
• Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO]-Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola [FIDA] (2021). Introducción al Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar. Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar.
  https://www.fao.org/family-farming-decade/home/es/
• Salcedo, S. y Guzmán, L. (2014). Agricultura familiar en América Latina y el Caribe: Recomendaciones de política.
  http://www.fao.org/docrep/019/i3788s/i3788s.pdf

Complementaria

• Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] (2003). Las Cuestiones de Género y el Acceso a la Tierra. Estudios sobre Tenencia de la Tierra, 4. Roma.
  http://www.fao.org/docrep/005/Y4308S/y4308s00.HTM
• Martínez P., Y. (2010). Elementos sustanciales del desarrollo local. EUMED.NET Universidad de Málaga, 4(8).
  http://www.eumed.net/rev/oidles/08/ymp.pdf