Introducción
Iniciaremos una breve conceptualización acerca del objeto de investigación común a la maestría: la seguridad alimentaria (SA).

De esta manera, al caracterizar los rasgos determinantes de la SA se podrán evaluar los posibles riesgos y las vulnerabilidades que se desarrollan a causa de las pandemias obesidad-desnutrición y la existencia o dimensión de un habitus obesogénico, evaluando las consecuencias que genera en la salud social de las comunidades objeto de estudio.
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2.1. La cadena alimenticia humana
La llamada cadena alimenticia o cadena trófica nos muestra las relaciones alimenticias que se producen entre:

En otras palabras, muestra cómo un ser vivo se alimenta del que lo precede en la cadena y, a la vez, es comido por el que lo antecede. Por ejemplo:

Cadena trófica
No obstante, se pueden establecer hasta siete niveles en esta cadena alimenticia, pero es común trabajar mediante la llamada pirámide trófica. Cada uno de los citados niveles se ordena siguiendo un criterio de mayor a menor. Es decir, en la parte superior de la pirámide aparecerá el nivel superior, el de los superpredadores, y se seguirá descendiendo hasta llegar a la base de la pirámide, donde se encuentran los seres llamados productores.
En una cadena alimenticia, todos los seres tienen una gran importancia. Con la desaparición de un eslabón, los seres que le siguen se quedarán sin alimento. Por otra parte, los seres vivos que se encuentran en el nivel inmediato anterior al del eslabón desaparecido comenzarán a experimentar una superpoblación, ya que no contarán con un depredador. Por eso resulta de vital importancia la protección de los ecosistemas y de sus componentes.

Árbol
De Pixabay (2015).
En esta medida, se puede fácilmente comprender la importancia de realizar análisis con un enfoque multidisciplinario e integrador, que vincule la cadena alimenticia con la identidad social generada por la historia cultural alimenticia de los pueblos y naciones del mundo, en el marco de un determinado ecosistema, espacial y temporalmente desarrollado, que posibilita la seguridad o inseguridad alimentaria de los países y sus regiones o comunidades.
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2.1.1. Historia social identitaria de la cultura alimentaria
Para conocer el estado que guarda la seguridad alimentaria o su opuesto, la inseguridad alimentaria, recogemos la visión que realiza un grupo de expertos de la FAO, recordando brevemente los factores necesarios para conseguir la SA.
La disponibilidad de los alimentos se refiere a tomar en cuenta cuatro factores:

No obstante, para estimaciones de mayor confiabilidad, se plantea que es absolutamente importante tomar en cuenta:
- Las pérdidas que puede ocasionar la disminución de la poscosecha, ocasionada por cambios en las condiciones climáticas, como sucede con productos agropecuarios de consumo alimenticio.
- Las condiciones de política económica prevalecientes, como aquéllas que orientan la producción agroindustrial y primaria en general hacia el sector de las exportaciones, y que son resultado de esta práctica pública asociada con el sector privado exportador de productos alimentarios.
De acuerdo con el Instituto de Nutrición para Centroamérica y Panamá (INCAP), la seguridad alimentaria nutricional (SAN):

Vale la pena subrayar que este concepto se refiere no sólo a la capacidad de adquirir alimentos y el acceso a ellos para la satisfacción del hambre, sino alude a una característica primordial: saciar y tener acceso a la alimentación, pero a aquella que reditué en una alimentación benéfica para su bienestar general, es decir, alimentación nutritiva en cantidad y calidad, con objeto de lograr un estado de bienestar general para alcanzar su desarrollo.
La otra característica hace referencia a la estabilidad, que se refiere a la manera de enfrentar las condiciones que pueden afectarla, esto es, las contingencias de inseguridad alimentaria que pueden presentarse como:
- Las condiciones climáticas que pueden afectar de manera cíclica o estacional la producción y su distribución adecuada.
- La existencia de almacenes o silos en buenas condiciones.
- Una baja en el abasto y producción de alimentos que impida contar con los alimentos e insumos suficientes para las épocas de contingencia o déficit alimentario.
Asimismo, el estudio se refiere al acceso y control sobre los medios de producción: tierra, agua, insumos, tecnología, conocimiento, financiamiento, etc., así como a los alimentos disponibles en el mercado.
La falta de acceso y control es una de las más frecuentes causas de inseguridad alimentaria. Las causas de esta ausencia se pueden deber a múltiples factores, entre los que la Organización de las Naciones Unidas y la Agricultura y la Alimentación (FAO) (2015) clasifica:

Finalmente, el consumo y la utilización biológica de los alimentos, referida en particular al consumo alimentario, serán bajo las siguientes condiciones:
- La existencia de los alimentos en los hogares, relacionados con una necesidad nutricional, diversidad, cultura y preferencias alimentarias.
- La innocuidad de los alimentos.
- La dignidad de la persona.
- La forma de preparación, que alude a las condiciones higiénicas de los hogares.
- La distribución equitativa de los alimentos dentro del hogar.
Respecto de la utilización biológica de los alimentos, se refiere a que su consumo dentro de los hogares de manera individual, lo cual se refiere a:
- Al estado nutricional, resultado de una ingesta, absorción y utilización de los alimentos.
- Un uso inadecuado de éstos, lo cual puede ocasionar desnutrición y/o malnutrición.
- El objetivo principal es el estado nutricional de niños y niñas, debido a que una carencia alimentaria o de salud en estas edades puede ocasionar graves riesgos y consecuencias a largo plazo y/o permanentes.
En los Programas Especiales para la Seguridad Alimentaria (PESA), auspiciados por la FAO y los ministerios de Agricultura de Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador, en Centroamérica, se ha incorporado el elemento del fortalecimiento institucional, para llevar a cabo su instrumentación.
La FAO, al realizar en 1996 la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA), definió la SA de la siguiente manera:

En la misma cumbre, con la firma de los dirigentes de 185 países más, la Comunidad Europea reconoció el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, de acuerdo con una alimentación adecuada, y subrayó el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre.
La ONU, desde sus inicios, ha establecido este derecho fundamental como derecho individual y de responsabilidad colectiva. Al proclamarse en 1948 en “La declaración Universal de Derechos Humanos”, se asentaba el derecho individual y familiar de asegurar la salud y el bienestar, y en especial la alimentación. En 1996, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales establece de forma más enfática el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre.
En este sentido, nos dice la FAO, surgen dos clases de derecho:
- Estar protegidos contra el hambre
- El derecho a una alimentación adecuada
En el primer derecho aparece la figura del Estado como la entidad social cuya obligación es asegurar que las personas, al menos, no mueran de hambre; de esta forma está vinculado al derecho a la vida, como segundo derecho, para poder asegurar así, el acceso físico y económico en todo momento a una alimentación en cantidad y calidad adecuadas para una vida saludable y activa.
La otra consideración sobre la SA, actualmente, se refiere a que, además de ser alimentos de calidad y cantidad adecuados, deben ser culturalmente aceptables, producidos en forma sostenible para el medio ambiente y la sociedad y con un suministro que no interfiera con otros derechos humanos, por ejemplo: su costo para la suficiencia y adecuada alimentación no debe poner en peligro otros derechos socioeconómicos o satisfacerse en detrimento de otros derechos civiles y políticos.
La desnutrición no sólo significa que una persona sea incapaz de adquirir alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades dietéticas mínimas diarias en un periodo de un año. De hecho, la FAO define el hambre como sinónimo de desnutrición crónica.

La desnutrición en adultos mayores
De G. Pineda (2013).
Y en este sentido, al presentar su informe mundial acerca del estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (2015), hace un balance de los progresos realizados hacia la consecución del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM 1) y el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, establecidos por la comunidad internacional en relación con el hambre. Así, se reflexiona sobre lo que debe hacerse todavía, mientras se prepara la transición a la nueva agenda para el desarrollo sostenible después de 2015.
En el informe se examinan los progresos hechos desde 1990 en todos los países y regiones, así como en el mundo en su conjunto.
Los progresos hacia la meta del ODM 1, sin embargo, se evalúan no sólo mediante la medición de la subalimentación, o el hambre, sino también mediante un segundo indicador, a saber, la prevalencia de la insuficiencia ponderal entre los niños menores de cinco años.
Se comparan los avances realizados en distintas regiones a lo largo del tiempo, en relación con los dos indicadores, a fin de arrojar luz sobre la complejidad de la seguridad alimentaria.

Pueblo de barro
Pixabay (2016).
Pese a los progresos generales, queda mucho trabajo por hacer para:
- Conseguir erradicar el hambre.
- Lograr la seguridad alimentaria en todas sus dimensiones.
En el informe del 2015 no sólo se facilitan estimaciones de los progresos ya realizados, sino que también se señalan los problemas restantes y se proporciona orientación sobre las políticas en las que debería hacerse hincapié en el futuro.
Asimismo, se marcan los principales factores que han determinado el éxito hasta la fecha en la consecución de los objetivos relativos a la SA y la nutrición:
- Crecimiento económico
- Crecimiento de la productividad agrícola
- Mercados (incluido el comercio internacional)
- Protección social: no es en absoluto exhaustiva
- Crisis prolongadas causadas por conflictos o catástrofes naturales (ambos tienen efectos nocivos sobre los progresos en la reducción del hambre)
Una vez planteadas la seguridad y la inseguridad alimentaria en lo general, retomaremos esas reflexiones para incorporar el elemento identitario cultural alimentario, relacionado con las modificaciones ocasionadas en el patrón de consumo, al globalizar el modelo de comida rápida o fast food y los efectos en los estilos de vida, así como, por ende, la salud social de las poblaciones que lo han adoptado como modo de consumo alimentario.
Tal relación se verá con más detalle al analizar la ingesta de comida industrializada y la manera en que se produce su masificación y consumo en los Estados Unidos desde la década de los años 50 del siglo pasado, a partir de la empresa McDonald’s, que se convirtió en un icono de la cultura estadunidense asociada a la exportación del american way of life, lo cual da la pauta para que se convierta en un estilo de vida y produzca fuertes impactos susceptibles de emulación por las sociedades de muchos países del mundo.
A continuación, lee el siguiente artículo, en el cual se menciona la paradoja existente entre la abundancia de alimentos y la malnutrición de las poblaciones actuales.
Contreras Hernández, J. (2005). La modernidad alimentaria. Entre la sobreabundancia y la inseguridad.
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Actividad de aprendizaje
Actividad de aprendizaje 3. La alimentación y el hambre en el mundo
Propósito: Identificar la producción de alimentos para analizar su impacto en el avance de la lucha contra la erradicación del hambre en diferentes países.
Indicaciones:
- Escucha la entrevista a Marco Sánchez Cantillo , director adjunto de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO.
- Analiza los principales puntos abordados en la entrevista:
- Relación entre hambre, malnutrición e inseguridad alimentaria
- Determinantes sociales de la salud que están implicados en la inseguridad alimentaria de la población mundial.
- Causas del aumento en el desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles y la inseguridad alimentaria.
- Relación entre la economía y el hambre, describiendo los países que menos crecimiento han tenido en la última década.
- Acciones que se deben enfrentar para alcanzar el objetivo 2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
- Ingresa al Foro La alimentación y el hambre en el mundo y redacta una conclusión a partir del análisis de la información que obtuviste.
- Sube tu documento como archivo adjunto en formato PDF. Vuelve a ingresar al foro para realizar la retroalimentación a las participaciones de tus compañeros.
- Retroalimenta la participación de al menos dos compañeros y responde a los cuestionamientos que te realicen tus compañeros y docente.
Consideraciones:
- La actividad de aprendizaje tiene un valor de 10 puntos.
- La actividad de aprendizaje será evaluada con una calificación de 0 en caso de detectar omisión voluntaria o involuntaria de citas en el documento.
- Las fuentes de consulta que incluyas deberán estar citadas correctamente en estilo APA, séptima edición.
- La participación en el foro deberás realizarla en tiempo y forma, de lo contrario, tu docente en línea podrá sancionar la participación extemporánea, considerando las etiquetas de participación.
- Para la participación en el foro, considera los criterios de evaluación incluidos en la rúbrica.
Da clic en el tema 2.2. La producción alimentaria y el consumo en los países de desarrollo emergente para revisar el contenido.
2.2. La producción alimentaria y el consumo en los países de desarrollo emergente
El sustento teórico hace referencia al análisis crítico de la comida rápida (fast food), que George Ritzer denomina con la categoría McDonaldización, que va más allá de los efectos directos en la alimentación de las sociedades, porque ha promovido cambios sustanciales en el proceso de trabajo y, naturalmente, en el estilo de vida de millones de consumidores, que prefieren el consumo eficiente y rápido, en vez de uno sano y nutritivo. Este estilo de alimentación modifica paulatinamente los sistemas sociales hasta constituirse en un factor homologante de consumidores adictos a soluciones fáciles, rápidas, que produzcan sensación de plenitud y con esquemas de seguridad y predictibilidad que consideren manejables y confiables.
La problemática de la alimentación en México, en correlación con el grado de salud, esperanza de vida, obesidad, así como la desnutrición y sus consecuencias, es resultado de los malos hábitos alimentarios y del cambio del patrón alimenticio en México, a través de las preferencias de un consumo mayoritario, generalmente conocido, de comida chatarra, caracterizada por emplear ingredientes de baja calidad nutricional, fenómeno que se ha extendido a nivel mundial y expresa un estilo de vida. Tal condición, que no es particular de nuestro país, sino que se ha extendido globalmente, nos permite formular la siguiente consideración: hasta qué punto un consumo inteligente y saludable de comida, con base en la propuesta divulgada por las autoridades de salud pública a través del Plato del Bien Comer, puede ser neutralizado mediante una difusión mediática desmesurada, que apuesta por el consumo de comida no saludable e industrializada.

Comida saludable e industrializada
De tal manera, se considera importante conocer los fenómenos a que da lugar el consumo emulativo alimentario y las expresiones globales que favorecen los cambios en los estilos de vida, a través de los patrones de consumo susceptibles de generar la exclusión social de núcleos mayoritarios de población, al que se incorporan los sectores de clase media, mostrando su extrema vulnerabilidad, sobre todo en el sector juvenil de alta escolaridad, a raíz del desempleo y el consecuente fenómeno social de la precarización de la vida cotidiana y la salud social a que están expuestos.
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2.2.1. Patrones de consumo alimentario y tendencia a la ‘McDonaldización’
A través de las propuestas de Pierre Bourdieu, derivadas de las aportaciones de Emile Durkheim y Marcel Mauss, se revisarán las consecuencias que ocasiona en las individualidades y en los colectivos la modernidad líquida de consumidores, según la propuesta de análisis hecha por el profesor Zygmunt Bauman; asimismo, se revisarán las modificaciones en el consumo alimentario a nivel mundial como consecuencia de la llamada fast food que George Ritzer denomina McDonaldización global.
El análisis sociológico del consumo como un hecho social total, resignificado en el mundo actual al conceptualizar las bases y criterios del gusto y del habitus del consumo alimentario.
De esta manera, al correlacionar las variables de carácter económico, social y político, se rebasa el aspecto meramente cuantitativo y se introducen los aspectos cualitativos, permitiendo una comprensión mayor acerca del origen y desarrollo de las grandes tragedias sociales de nuestro tiempo, tales como la existencia de hambrunas, la subalimentación de grupos crecientes como consecuencia de los consumos de comida chatarra y, por lo tanto, la constatación de enfermedades derivadas como fenómenos devastadores en expansión a nivel mundial, circunstancia que continúa incrementándose en la primera década del siglo XXI, asociada con la presencia de las crisis económicas y financieras que agudizan la pobreza y las exclusiones sociales que convulsionan los niveles de vida de la población del planeta, como lo confirman los estudios y diagnósticos realizados por la FAO y el Banco Mundial.
Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publica anualmente una información sistemática sobre los siguientes temas: El estado mundial de la agricultura y la alimentación (SOFA); El estado mundial de la pesca y la acuicultura (SOFIA); Situación de los bosques del mundo (SOFO); El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI); El estado de los mercados de productos básicos agrícolas (SOCO); El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo (SOLAW).
Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre sus objetivos prioritarios, tiene impulsar la modernización del sector social en México para reducir la pobreza a través de financiamientos a través de programas implementados por el Gobierno federal (por ejemplo, Prospera), así como los programas de apoyo a la salud, la educación y la nutrición de niños y jóvenes del campo, con miras a disminuir la pobreza, apoyar el financiamiento de programas dirigidos al sistema financiero y consolidar en México las áreas de educación, salud, agua y cambio climático, así como fortalecer los gobiernos de los estados y los municipios del país.
Precisamente, en 2001 C. Shaohua y R. Martin (citados por Sachs, 2005), economistas del Banco Mundial, estimaron que la pobreza extrema seguía afectando a 1,100 millones de personas en el mundo, específicamente concentrada en el África Subsahariana, tendencia que se extiende a la mitad de los habitantes del continente africano y que lamentablemente continúa incrementándose.

Niños africanos
Pixabay (2016).
Tal problema ha provocado una serie de cambios alimentarios y nutricionales que se relacionan con el hambre crónica, al extremo de provocar ingestas de una sola comida al día, con alimentos más baratos y consecuentemente menos nutritivos, además de provocar la necesidad de reducir sus gastos en educación y salud e incluso vender sus propiedades o, en cuanto a la población rural, su escaso ganado; por si fuera poco, muchas familias se han visto obligadas a recurrir al endeudamiento, como ha sucedido y sigue sucediendo en países africanos como Ghana y Zambia en África; Bangladesh y Armenia en Asia, y en América Latina Nicaragua y la población indígena rarámuri de Chihuahua, México, que se compara a los niveles de hambre del África Subsahariana (Editorial, 2012).
En general, el hambre crónica se concentra en los países en vías de desarrollo, particularmente en regiones de Asia, la mencionada de África y en América Latina donde el hambre y la desnutrición que se vive en la región permite afirmar que el 40% de la población vive en la llamada línea de la pobreza, que profundiza las condiciones de extrema desigualdad. La Agencia de Alimentos de la ONU, según su informe anual de 2010, consideró que la pobreza extrema alcanzó a 71 millones de personas con hambre, reiterando que los grupos más afectados son los afrodescendientes, unos 150 millones de personas ubicadas mayormente en Brasil, Colombia y Venezuela, y los indígenas -entre 40 y 50 millones de personas-, concentrados especialmente en Bolivia, con cerca del 62% del total de su población; Guatemala, con 41%, y México, con el 10%.
Es claro que se presenta una paradoja en la región latinoamericana y del Caribe, pues, por un lado, exporta alimentos y, por el otro, no satisface la demanda de los grupos más vulnerables, lo cual se traduce en desnutrición crónica infantil elevada, particularmente en Guatemala, Bolivia, Perú, Honduras, Haití y Ecuador, donde el 30% o más de los niños la padecen; también se presenta obesidad y sobrepeso en 10% de los infantes de Argentina y Chile, situación más grave aún para el caso de México, donde llega al 70% del segmento infantil, por lo que lamentablemente tiene el primer lugar de niños obesos y el segundo lugar en obesidad de su población adulta, a nivel mundial (Huerta, 2011).

Desnutrición y obesidad
Pixabay (2016).
A continuación, te recomendamos revisar el siguiente artículo.
El fenómeno del hambre también se presenta en algunos países desarrollados, específicamente a los que llegan flujos migratorios que buscan mejorar sus niveles de vida, pero que en realidad se suman a la población marginal de esas naciones; el dato registrado en el 2009 alcanzó los 15 millones de personas, dos millones más que en el 2008, tendencia que se ha incrementado en el 2012 a consecuencia de la crisis económica y financiera que se desató desde el 2007 y que evidenció un menor crecimiento y altas tasas de desempleo.

Migración.
Pixabay (2016).
De acuerdo con el FMI, acerca de la volatilidad de la situación económica mundial, existe un sostenido nivel de desempleo que afecta por igual a países desarrollados y a los que no lo son, así como lentitud en el crecimiento económico; incluso se estudia la posibilidad de implantar una integración económica de la zona del euro en diferentes niveles.
Ahora, es importante señalar las metodologías utilizadas para la medición de la pobreza en México y de esta forma comprender la problemática de la exclusión social y, en particular, la alimentaria. De esta manera, se reseñarán los diagnósticos más significativos acerca de la pobreza en México, realizados por el Gobierno federal e instituciones académicas y civiles.
En el año 2001 el Gobierno federal instaló un Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTMP), con el objetivo de clasificar sus diferentes niveles y detectar tres umbrales: el alimentario, de capacidades y de patrimonio, basados fundamentalmente en el ingreso familiar y la zona de residencia; para tal fin se utilizó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares y el Censo, con lo cual la pobreza quedó definida de la siguiente manera:

Es necesario mencionar que los estudios oficiales de la medición de los umbrales de pobreza en México se basan en los censos de población, que aglutinan en un solo indicador las dimensiones de la pobreza antes mencionadas; no obstante, se constituye en la primera aproximación metodológica para la medición oficial de la pobreza en México, cuyo antecedente se localiza en el diagnóstico realizado durante el gobierno presidencial de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), con el Programa Nacional de Solidaridad, donde destacaron datos acerca de la pobreza y la pobreza extrema en México.
Además, otras instituciones oficiales también han hecho estudios sobre la pobreza, como el Consejo Nacional de Población (CONAPO), que diseñó el Índice de Marginación (IM); el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que elaboró el Índice de Bienestar (IB) y el Índice de Masas Carenciales (IMC), establecidos en la Ley de Coordinación Fiscal en 1997.
Sin embargo, las definiciones anteriores de la pobreza en sus tres umbrales no miden las diversas fuentes de ingresos y gastos de los hogares, tales características requieren de otros modelos de estudio, como las escalas de equivalencia, que permiten una mayor precisión en cuanto a las medidas del costo de la vida relativo de las familias similares, que sólo difieren entre sí por su tamaño y composición demográfica, que nos permiten identificar que el nivel de pobreza depende de otros factores como:
- las necesidades de cada familia,
- el número de sus miembros,
- sus edades,
- su nivel de escolaridad,
- los tipos de trabajo que desempeñan,
- las características de la zona habitacional en la que viven y
- los ingresos de género, entre otros.
Por otra parte, esta medición de la pobreza es incompleta porque solamente se sustenta en el dato económico y no considera el impacto antropológico que produce una carencia de tal magnitud, al referirse exclusivamente a las privaciones materiales o económicas, ignorando las circunstancias que reducen las opciones de la población para tener acceso a una vida digna y decorosa en la sociedad de la que forman parte, por eso, a este fenómeno se le conoce como la exclusión social (Sen y Kilsberg, 2007), que requiere mayor precisión y desarrollo, como se verá a continuación.
Las familias o las personas excluidas socialmente son aquellas que ven deteriorado su estado de participación en los beneficios sociales como el acceso a la vivienda, salud, educación, justicia o libertad de expresión, es decir que:

Las carencias de los indicadores cualitativos mencionados, que conducen a la exclusión social se materializan en diferentes dimensiones, por ejemplo:
- el derecho a la salud pública y alimentación sana;
- carencias en los servicios de salud, educación, energía eléctrica, agua potable y drenaje;
- derecho a la seguridad pública y libertad de expresión;
- justicia, derecho al trabajo;
- equidad de género,
- libertad de culto e ideología política;
- vivir con paz y en ambientes libres de contaminación (polución, ruidos y basura);
- contar con transporte público y servicios de comunicación adecuados;
- espacios lúdicos, tanto recreativos como deportivos, así como acceso a la cultura.
Finalmente, también es cierto que muchas carencias derivadas de la exclusión social son resultado de la pobreza económica; desde luego, la exclusión social también es padecida por las personas privadas de sus derechos humanos y libertades, como los presos políticos, drogadictos, víctimas de la violencia intrafamiliar y la desintegración familiar, o aquéllos que, como en el caso de México, pertenecen a minorías étnicas.
Da clic en la Evidencia de aprendizaje para realizar la actividad.
Evidencia de aprendizaje
Evidencia de aprendizaje. Riesgos y vulnerabilidades en la seguridad alimentaria
Propósito: Analizar las vulnerabilidades y los principales riesgos para lograr una seguridad alimentaria mundial.
Indicaciones:
- Elabora una monografía científica en la que abordes la siguiente temática:
- Seguridad alimentaria: vulnerabilidad y riesgos
- Recuerda utilizar imágenes, gráficas, texto breve y preciso, así como fuentes de consulta.
- Guarda tu documento con la siguiente nomenclatura: Primernombre_Primerapellido_EA_U2
- Sube tu documento al espacio de Tareas para que lo retroalimente tu docente en línea, así como la Declaratoria de NO al plagio.
Consideraciones:
- La evidencia de aprendizaje tiene un valor de 21 puntos.
- La evidencia de aprendizaje será evaluada con una calificación de 0 en caso de detectar omisión voluntaria o involuntaria de citas en el documento.
- Las fuentes de consulta que enlistes al final del documento deberán ser las mismas que dan sustento a la información y estar citadas correctamente en estilo APA, séptima edición.
- La monografía deberá tener una extensión entre 5 y 8 cuartillas.
- La entrega será en tiempo y forma, de lo contrario, tu docente en línea podrá sancionar la entrega extemporánea de la evidencia de aprendizaje.
- Para la elaboración de la evidencia de aprendizaje, considera los criterios de evaluación incluidos en la rúbrica.
Da clic en Fuentes de consulta para revisar las fuentes.
Fuentes de consulta
Básica
- Contreras Hernández, J. (2005). La modernidad alimentaria. Entre la sobreabundancia y la inseguridad. Revista Internacional de Sociología (RIS), (40), pp. 109-132.
- Delgado, H. L., Palma, P. y Palmieri, M. (2002). La iniciativa de seguridad alimentaria nutricional en Centroamérica. 2a. ed. Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP).
http://www.incap.int/index.php/es/publicaciones-incap/711-la-iniciativa-de-seguridad-alimentaria-nutricional-en-centro-america-2da-edicion/file - Di Castro, E. (2010). Desigualdad, exclusión y justicia global. Revista de Filosofía Moral y Política, (43), pp. 459-478.
http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/703/705 - Editorial (17 de enero de 2012). Tarahumara: hambruna, depredación y desdén. La Jornada.
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- Ribotta, S. (2010). Pobreza, hambre y justicia en América Latina y El Caribe. Debatiendo sobre la justicia mientras 53 millones de latinoamericanos sufren hambre. Revista Electrónica Iberoamericana, 4(1), pp. 144-173.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3414045 - Sachs, J. (2005). El fin de la pobreza. Cómo conseguirlo en nuestro tiempo. Debate.
Complementaria
- Con Sentido (2018, 25 de abril). El poder del consumidor. Entrevista con Alejandro Carrillo. [Vídeo] YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=EPRdUHuO_tU
- George, R. (2010). The McDonaldization Thesis.
https://prezi.com/_cahiupkh7hl/themcdonaldization-thesis-george-ritzer/ - Rojas Ángel, C. (2019). Hambre en América Latina: 42,5 millones de personas subalimentadas según la FAO. 24 France. https://www.france24.com/es/20190716-hambre-america-latina-subalimentacion